Una vez superado un cáncer de mama, uno de los aspectos más importantes de cara a la recuperación total de la paciente es conseguir que ésta vuelva a verse como antes. Dicho de otra forma, para que una mujer consiga dejar atrás definitivamente el cáncer es necesario que vuelva a recuperar su identidad propia y con ello el bienestar psicológico.
Para conseguirlo, hace ya un tiempo que los cirujanos plásticos vienen realizando diferentes técnicas que permiten reconstruir la mama. Sin embargo, no ha sido hasta hace relativamente poco cuando la sanidad pública ha incorporado los tatuajes de pezón para completar la reconstrucción y conseguir así una recuperación lo más realista posible.
Torrejón y Ourense, pioneros
El Hospital Universitario de Torrejón fue el primero en ofrecer a las pacientes de mastectomías la réplica más exacta de una mama sana y parece ser que el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO) será el próximo centro que utilice estas técnicas.
Fue de la mano del doctor Lorenzo Rabadán cuando el primer tatuador entró en un hospital para realizar las tareas de los tatuajes de pezón que hicieran más reales las reconstrucciones de mama posteriores a los procesos oncológicos.
El tatuaje permanente consiste en una areola-pezón que le da un aspecto muy real y deja satisfechas a un altísimo porcentaje de las mujeres que se someten a él. Una de las opciones preferidas para realizar el tatuaje de pezón consiste en elegir alguna sombra de color en la misma areola y un tono más oscuro en los pezones, ya que éstos normalmente tienen una tonalidad más oscura.
Posteriormente, se hace una especie de sombra gris en la parte inferior para conseguir resaltar la zona superior y darle un poco de profundidad. Para ello se utiliza una técnica que produce una ilusión óptica y hace que el tatuaje se vea como si fuera tridimensional.
Gracias a esta técnica, estas pacientes consiguen recuperar un aspecto natural y vuelven a ver su cuerpo a como lo hacían antes de sufrir la enfermedad.