La obesidad es una de las grandes epidemias del siglo XXI y es la responsable de un alto porcentaje de los problemas de salud que sufre la población mundial. En los últimos años, varios estudios han tratado de demostrar la posible relación entre la obesidad y el cáncer y cómo afecta el sobrepeso en el desarrollo de los diferentes tipos de tumores. ¿Es realmente la obesidad un desencadenante de algunas enfermedades oncológicas?
Hasta 11 tipos de cáncer relacionados con la obesidad
Uno de los estudios más recientes, realizado por investigadores del Imperial College London en el Reino Unido, ha demostrado que existen 11 tipos de cáncer cuyo riesgo aumenta hasta el doble cuando el paciente padece obesidad. Entre ellos se incluyen algunos de los más comunes, como el de mama, ovarios, riñón, páncreas, colon y recto, y otros menos frecuentes, como el de endometrio, el gástrico, el de las vías biliares y el de mieloma múltiple.
Algunos estudios demuestran incluso que el sobrepeso y la obesidad no solo suponen un factor de riesgo importante para el cáncer, sino que también perjudican la recuperación de personas ya diagnosticadas con la enfermedad. Esto se debe a que estos pacientes toleran peor los tratamientos oncológicos y a que tienen más posibilidades de sufrir una recaída.
¿Por qué la obesidad es un factor de riesgo para el cáncer?
La investigación en este campo no ha hecho más que comenzar, por lo que todavía hace falta mucho trabajo para entender mejor la relación entre la obesidad y el cáncer. Sin embargo, uno de los factores que podrían explicar este vínculo es la alta actividad metabólica que tiene el tejido adiposo.
El tejido graso produce cantidades en exceso de estrógeno (factor de riesgo para cánceres de mama, de ovario, o de endometrio), además de una gran cantidad de hormonas que pueden favorecer el crecimiento de las células tumorales. Por otro lado, el tejido adiposo provoca una inflamación crónica de grado bajo que causa daño al ADN celular.
Con estos datos en la mano, se hace más necesaria que nunca la necesidad de llevar unos hábitos de vida saludables que eviten el sobrepeso y la obesidad. El mantenimiento de una dieta equilibrada y la práctica diaria de ejercicio físico deben ser los pilares sobre los que sostener nuestra salud y, al mismo tiempo, constituyen la mejor prevención contra los factores de riesgo de las enfermedades oncológicas.